Para comenzar, primero entenderemos qué es la diabetes. Nuestro cuerpo utiliza energía para su funcionamiento, toda acción que este realiza: sea respirar, consumir alimentos, moverse e incluso dormir, requiere de energía que nosotros adquirimos por medio del azúcar natural de los alimentos; en medicina a esta se le llama glucosa; sin embargo, para que esta glucosa se regule y procese en las células, necesitamos de una hormona que encontramos en nuestra sangre llamada insulina. En ausencia o exceso de insulina, nuestro cuerpo procedería a desequilibrarse y generar daño en varios sistemas de nuestro cuerpo, especialmente el circulatorio, donde los vasos en la sangre se afectan y posteriormente comienzan a morir.
Pero, ¿Quién es el productor de esta hormona tan importante? El páncreas, así que cuando este deja de producir la insulina o el cuerpo deja de asimilar lo que el páncreas produce, se diagnostica al paciente como diabético. La enfermedad se puede clasificar de dos formas:
Hiperglucemia: Cuando el paciente no produce o procesa suficiente insulina, el cuerpo no asimila el azúcar en la sangre y, por lo tanto, se queda en el torrente sanguíneo.
Hipoglucemia: Al contrario del caso anterior, el paciente produce mucha insulina, por lo que procesa en las células, una cantidad mayor de azúcar en la sangre y no resta nada en el torrente sanguíneo.
La diabetes se clasifica en varios:
Tipo 1: cuando el páncreas del paciente no produce suficiente insulina y se genera una hiperglucemia (recordemos: mucha glucosa en la sangre). Para este tipo de diabetes aún no se conocen causas o modos de prevención.
Tipo 2: cuando el paciente tiene una resistencia a la insulina, y, por tanto, la glucosa no pasa a las células, aun si su páncreas puede estar produciendo la hormona. Inicialmente, el páncreas reacciona excediendo su producción de insulina lo que podría generar una hipoglucemia (muy poca azúcar en la sangre), sin embargo, con el tiempo dejará de producirla y se convertirá entonces en una hiperglucemia. Este tipo de diabetes es el más común y su principal causa es la inactividad y exceso de peso.
Diabetes Gestacional: como su nombre lo indica ocurre durante la gestación o embarazo, esta es una hiperglucemia con valores menores que una diabetes tipo 2 pero superiores a los rangos normales. Esta diabetes incrementa el riesgo de complicaciones durante la gestación misma al igual que al momento del parto, así mismo incrementa el riesgo de que el bebe sufra diabetes tipo 2 en el futuro. Se diagnostica por medio de controles gestacionales en lugar del control de signos y síntomas.
SINTOMATOLOGÍA
Los signos y síntomas en los dos tipos de diabetes son muy similares, sin embargo, en la diabetes tipo 2 estos pueden aparecer tardíos o poco intensos por lo que su diagnóstico es más complejo. Sus síntomas son:
- Excreción excesiva de orina.
- Pérdida repentina de peso.
- Cambios en la visión.
- Apetito constante.
- Sed.
- Fatiga.
- Cifras de glucemia 70-110 normal.
- Diabetes dos/tres tomas mayores de 130. O después de comidas mayores a 180.
MEJORAR LA CALIDAD DE VIDA
Para este diagnóstico hay muchos pasos a seguir; sin embargo, son los cambios voluntarios en el estilo de vida lo que genera una buena calidad de vida. Los tratamientos pueden ayudar y ser funcionales, pero la buena gestión de la enfermedad puede disminuir la dependencia a medicamentos hasta en un 80%.
Y esta que implica: 150 minutos mínimos de ejercicios semanales, consumo riguroso del tratamiento recetado por su médico (pues ayuda a su cuerpo a regularse) y la constancia en una dieta que incluya todos los grupos alimenticios balanceados según su necesidad de energía física.
SEÑALES DE ALARMA
- Fiebre mayor a 38°C.
- Vómito persistente.
- Dolor abdominal de inicio reciente y de alta intensidad.
- Ahogo o imposibilidad para respirar.
- Dolor en el pecho.
- Baja en los niveles de azúcar: 2 o más episodios en 24 horas.
- Glucemia persistencia mayor a 250 mg/dl.
- Síntomas que superan infección activa: tos, dolor de garganta, dolor al orinar o deposiciones diarreicas.
- Cambios en el estado de conciencia (adormecimiento, confusión o pérdida del conocimiento).
MITOS
“La insulina da ceguera”
Falso, gracias al progreso de la enfermedad, está compromete vasos sanguíneos más pequeños que generan la pérdida de la visión.
“Un diabético no se puede operar”
Las cirugías dependen de la gravedad por cicatrización e infecciones que pueda tener el paciente, pero será según el análisis previo por parte del equipo quirúrgico lo que determine el procedimiento a seguir.
“La diabetes genera heridas en los pies”
Dado el daño microvascular y macrovascular en la diabetes, las extremidades, especialmente las inferiores sufren de falta de sensibilidad, por lo tanto, el cuidado de estos debe ser consciente: la higiene y evitar lesiones es importante, ya que se pueden generar infecciones que conllevan a complicaciones más graves. Por eso, cuidado y vigilancia.
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Los malos hábitos y costumbres no reflejan el daño causado hasta mucho tiempo después, cuando este puede llegar a ser irreparable, por ello conservar buenas costumbres al consumir alimentos, al ejercitarnos y al evitar todo aquello que nos puede hacer daño es vital.